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Para nosotros siempre es 26

A 69 años del asalto al cuartel Moncada

La madrugada del 26 de julio de 1953, mediante el asalto al cuartel Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, 120 hombres y 2 mujeres darían inicio al desarrollo de un movimiento revolucionario que 6 años más tarde lograría el triunfo.

Cuando hablamos de procesos revolucionarios, pocas veces nos detenemos sobre un factor como la fuerza moral motor que se enraíza en la convicción y urgencia por transformar las condiciones de vida de un pueblo, la que, de no tener los medios, los crea. En esa vía no hay quizás alguno que iguale el espíritu que tuvo el movimiento 26 de julio, cuya audacia transformó la minoría de fuerzas frente al enemigo en una superioridad de fuerza de fuerte componente moral, creando la oportunidad para cambiar la realidad del pueblo cubano, que se concretaría sólo 6 años más tarde.

La historia del Movimiento 26 de Julio es el resultado de una serie de experiencias de lucha que ya los cubanos venían acumulando a lo largo de décadas. Como país dominado por los yanquis, había luchado por su independencia, recibiendo una dura respuesta represiva de las clases dominantes, siendo la máxima expresión de ello la de José Martí, quien murió luchando por su patria. S bien en 1898 Cuba había logrado su independencia, esto era sólo el papel, pues en la realidad EE.UU. seguía dominándola en todos los aspectos, extrayéndole sus riquezas y manteniendo a los cubanos en condiciones miserables. Sin ir más lejos, en 1901 había impuesto a Cuba la enmienda Platt, un apéndice agregado a su constitución en el cual se permite la intervención política y militar del país y se restringen las relaciones exteriores. La expresión más clara de aquello fue el nombramiento de Fulgencio Batista como jefe del Ejército Nacional con claro apoyo de los yanquis para mantener la situación neocolonial del país.

En este contexto es que el Partido del Pueblo Cubano -compuesto por campesinos, obreros y pequeñoburgueses- liderado por Eduardo Chibas, se había proyectado a las elecciones que se llevarían a cabo en mayo de 1952, en las que competirían con Fulgencio Batista. No obstante, frente a la más que probable victoria de este partido, dada su alta popularidad, Fulgencio Batista da un golpe de Estado dos meses antes, el 10 de marzo. Una vez dado el golpe, quedaría comprobada la inutilidad de las vías legales como medio para cambiar la realidad del pueblo1.

La dictadura de Batista desató la fuga de militantes del Partido del Pueblo Cubano (también conocido como ortodoxo), los cuales se dedicaron a preparar junto a Fidel Castro las condiciones desencadenar la insurrección popular y la Revolución Nacional liberadora. Durante el primer año de la dictadura de Batista, Fidel conformó 100 células revolucionarias desde las filas ortodoxas (el partido), siendo un total de 1200 los agrupados bajo el objetivo de derrocar la dictadura bajo la vía armada.

Así, con ciento treinta y cinco combatientes liderados por Fidel, el día 26 de Julio de 1953 se da un paso decisivo para desencadenar la lucha armada contra Batista y por la liberación de cuba. En la madrugada del 26 de julio de 1953, los 135 combatientes se disponían en tres grupos de los cuales el primero atacaría el cuartel Guillermón Moncada, uno de los más relevantes ubicado en Santiago de Cuba, con la intención de generar la sublevación en dicha ciudad, vencer la resistencia, decretar la huelga general del país y lanzar el programa revolucionario. Santiago era un lugar estratégico por su ubicación en el extremo oriente de la isla, alejado de la capital, con lo cual se podría esperar una respuesta más floja y menos ágil de parte del ejército de Batista.

Ese día, antes del combate, Fidel Castro, quien años más tarde se convertiría en el más alto líder revolucionario y jefe de Estado cubano, dirigió a sus compañeros estas palabras:

“Compañeros: Podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos; pero de todas maneras, ¡óiganlo bien, compañeros!, de todas maneras el movimiento triunfará. Si vencemos mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante”. Y así, exactamente como Fidel lo anunciara ocurriría.

A las 5:15 se inició el ataque, en clara desventaja tanto numérica y de armamento. El factor sorpresa era uno de los haberes con los que contaban para mejorar su posición estratégica en el combate, no obstante, la variable de “tomar por sorpresa al enemigo” se vio frustrada, sufriendo diversas bajas y viéndose obligados a hacer retiro. En el enfrentamiento murieron 8 combatientes y luego del mismo más de 50 fueron asesinados por los esbirros de Batista. A pesar de lo que parecía una derrota, el ímpetu de estos combatientes despertó la reacción del pueblo cubano, su simpatía y también su conciencia, pudiendo desde aquí poner el énfasis en el desarrollo de las masas para derrocar a Fulgencio y abrir camino al socialismo.

Fidel y muchos otros combatientes fueron tomados presos posteriormente a esta acción. Ahí fue cuando escribió lo que hoy se conoce como “La historia me absolverá” alegato de autodefensa en su juicio del 16 de octubre de 1953, en el cual da cuenta de las razones del movimiento 26 de julio para el asalto al cuartel Moncada y la necesidad de que todo el pueblo cubano se involucrara en las tareas por la toma del poder.

Con ese mismo espíritu, tres años más tarde, en 1956, un grupo de 82 guerrilleros se embarcan en el Granma. Con la misma audacia y ante la pérdida, una vez más, de gran cantidad de sus fuerzas -quedando sólo 20 de ellos- instalan una base guerrillera en la Sierra Maestra desde la cual comenzaría a desarrollarse el ejército que, tan solo 3 años después, vencería frente a las fuerzas de Batista.

Es desde este gesto revolucionario que decimos que para nosotros siempre es 26. No porque el 26 sea un día de victoria en el plano militar. En ese marco, fue una derrota. Pero en el plano político, de concientización de la masa, de elevación de la moral revolucionaria fue una victoria absoluta. El 26 de Julio como hito es el ejemplo de los revolucionarios de que, aun cuando las fuerzas del enemigo sean mayores y las nuestras pequeñas, la victoria es posible y hay que hacerla posible. Por eso, en lo que respecta a nuestras fuerzas morales…

¡PARA NOSOTROS SIEMPRE ES 26!

1Fidel incluso, con 25 años, había demandado a Batista ante el Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales, evidentemente, sin éxito alguno.