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Mariátegui: El problema del indio y el marxismo en Latinoamérica

José Carlos Mariátegui, nacido un 14 de Junio de 1894 en Perú, fue un explorador de su tiempo. Inquieto, curioso y apasionado en la construcción de un pensamiento marxista latinoamericanista, conjugó las ideas de revolución y marxismo, que sonaban por toda Europa, con la situación peruana y latinoamericana.

En sus viajes por Europa, entre 1919 y 1923, siendo testigo del momento posrevolucionario en Rusia, Mariátegui puso atención al marxismo, pero no para reproducirlo mecánicamente de vuelta en su continente, sino que, por el contrario, tomó la lógica del marxismo, en términos del análisis de una totalidad social, pero considerando históricamente sus particularidades; y la noción dialéctica y materialista, que le permitiera entender como un proceso vivo la realidad peruana, destacando los cimientos de la forma en que se articula el modo de producción en una sociedad concreta. De esta forma, Mariátegui hizo un acto de creación y no de reproducción plana de la teoría altamente occidentalizada de dicho tiempo.

En una sociedad que transitaba entre el colonialismo y el imperialismo monopolista, Mariátegui supo leer la emergencia y fisionomía de las clases sociales de ese proceso. Las masas indígenas representaron para él un problema central. “La cuestión indígena arranca de nuestra economía”, dirá Mariátegui, situándolo como un problema de análisis, por fuera de las miradas “humanitarias”, “pedagógicas” o “administrativas” con que el asunto era tramitado por otras tendencias. Así, en el corazón del problema agrario, estaba el problema indígena; y por lo tanto, no se trataba de reivindicar su “culturización” y de incorporarlas al “progreso” en el Perú, sino de remarcar el problema económico-social y señalar que este se articulaba en la idea del derecho a la tierra. La pregunta que quedaba en pie era cómo estas capas campesinas indígenas engarazaban con el proletariado peruano, que por entonces no era mayoritario, pero si concebido como central.

Así, el debate planteado por Mariátegui abría la pregunta por el lugar de América Latina dentro de la totalidad que representa el capitalismo mundial. Por un lado, las posiciones que hablaban de una Latinoamérica feudal, desde el punto de vista del retraso, proponían entonces “modernizar” a los países, para atravesar “las fases” del capitalismo, como si se tratara de un continuo de etapas al cual atravesar. Por el contrario, estaban quienes planteaban que América Latina ya era capitalista y que debía movilizarse al proletariado, ignorando el carácter masivo que representaban los sectores no incluidos a la fábrica, como ocurría en el caso de América Latina.

Mariátegui supo mirar dinámicamente aquello, pues si bien se trata de una América Latina con una gran producción agraria, con un modelo político donde la burguesía no producía modernizaciones de tipo capitalista; no se trataba de proponer una modernización de dichas relaciones, sino el socialismo como la solución al problema del indio y la tierra, así como también para el proletariado: la colectivización de la tierra y el desarrollo de la producción. Adelantadamente, Mariátegui plantearía un debate que tomó fuerza posteriormente, el de la “dependencia o desarrollo” de los años 60.

Mariátegui se hizo las preguntas de su tiempo, que lo invitaron a mirar su realidad con las herramientas teóricas y analíticas del marxismo, no para plantear calcadamente lo mismo que se planteaba por Europa, sino para relevar las particularidades de Perú que debían ser consideradas dentro de un proceso de conquista de una nueva sociedad. Su apasionamiento por el desarrollo teórico-político nos recuerda cuán importante es en estos tiempos de decadencia política-ideológica, relevar la moral revolucionaria y el pensamiento curioso, descubridor, que abra nuevos caminos y que reponga a través del ejemplo, estos valores y la posibilidad de construir otra sociedad.